domingo, 15 de junio de 2008

El momento actual

La huelga de los camioneros se tomen las medidas que se tomen para paliarla, va a contribuir en el proceso en curso a la agudización de la crisis financiera. El gobierno se encuentra en un callejón sin salida.

 

Tanto las medidas que ofrece el gobierno como las reivindicaciones que defienden los huelguistas, tienen como resultado final el aumento general en grado desproporcionado de los precios, que pagaremos en última instancia los trabajadores. El estado actual de la economía capitalista no da para más, salvo que los países productores de petróleo den un viraje de 180º, lo cual parece improbable de aquí a poco tiempo.

 

La huelga de los camioneros no cuestiona al gobierno, menos todavía al sistema capitalista. Toda huelga estrictamente económica, repercute en sentido negativo en el bolsillo de las clases laboriosas

 

Sin necesidad de subir las hipotecas que según todos los indicios continuarán al alza, muchos ciudadanos de los que aún no se ven en situación de precariedad, se unirán a los que ya no pueden hacer frente a las cuotas mensuales, pues los reajustes de los Presupuestos del Estado para satisfacer a la patronal afectada por la subida de los carburantes, no va enjugarse a través de las partidas del área de defensa y represiva. Como siempre se tratará de equilibrar por medio de la inflación (subida de precios), la manera más directa y fácil de redistribuir las riquezas y de hacer recaer todo el peso de la crisis sobre los trabajadores y pensionistas.

 

Pero con ser grave la situación ésta se ve espoleada por las nuevas directrices de la UE. Es tradicional que en épocas de crisis, el gran capital se aproveche del ambiente de impotencia y por lo tanto de resignación que se crea a propósito desde el exterior en las clases trabajadoras, para imponer reformas que coadyuven a una mayor explotación en aras de intensificar la productividad que les permitan a las empresas librar sus batallas en el mercado en las mejores condiciones posibles

 

En esta dirección hay que contemplar la propuesta que debe ratificar el parlamento europeo, de abrir las puertas para la prolongación de la jornada laboral hasta las 65 horas.

 

Saben perfectamente que es el instante exacto de llevarla a cabo., El argumento de salvar la crisis oculta un análisis de clase, basado en la correlación de fuerzas que nos es desfavorable a los trabajadores, pues no existe en toda Europa una oposición antagónica al capital, ni siquiera en un plano local con influencia suficiente entre los trabajadores para descubrir el juego, mucho menos capaz de frenar a sus progenitores.

 

Es cierto que el gobierno español se opone de palabra;  pero, también es verdad que los socialistas se valen de tácticas engañosas y ventajosas, pues no basta con oponerse, sino que han de darse las condiciones sociopolíticas necesarias para que la oposición sea efectiva.

 

Se nos dirá primero que es una medida de ámbito superior, por lo que un gobierno no puede desbordar la decisión colectiva de los gobiernos y del parlamento europeo. Después se nos aducirá que su aplicación no es obligatoria puesto que han de ponerse de acuerdo patrón y obrero, además, el compromiso adquirido por ambos ha de recogerse en el convenio colectivo cuando éste exista o en el contrato personal en caso contrario, insinuando que será responsabilidad de los propios trabajadores dado que los que consienten hacen de forma voluntaria dejación de cotas sociales alcanzadas, a lo que tienen perfecto derecho. Incluso puede que el gobierno sugiera que no se debe llegar a tal acuerdo por constituir un retroceso social, pero no podrá ir mas allá, es decir a prohibir la dilatación de la jornada.

 

En nuestro país hay miles de pequeñas empresas en las que los trabajadores por su número no tienen representación sindical y se verán obligados a aceptar las propuestas de la patronal. La ampliación de la jornada afectará especialmente a la superexplotación de los inmigrantes, la parte más débil del proletariado.

 

Pero también hay medianas y grandes empresas en la que los comités son patrocinados por sus direcciones. Unas veces son candidaturas “independientes” y en muchas mas ocasiones las candidaturas patronales se cobijan en las siglas de CC.OO o de UGT, cuyas centrales han hecho la vista gorda pues sus objetivos consisten en conseguir delegados de la forma que sea.

 

Todas estas empresas que representan a millones de trabajadores son presas fáciles para ir implantando paulatinamente la prolongación de la jornada, a la vez que servirían al final, para generar un ambiente de hechos consumados, en definitiva, expandirán la impotencia que tienen estos sectores obreros al resto de los trabajadores, lo demás sería solo cuestión de tiempo.

 

Ante una situación como esta de extrema gravedad hay que buscar denodadamente la unidad de todos los trabajadores por medio de asambleas de Comités y Delegados de Empresas (Frente Unico de Trabajadores), que es la manera genuina para que la clase obrera se erija en protagonista y de frenar el avance de la patronal y del gobierno capitalista. Rechazamos pues toda invitación a constituir nuevos sindicatos (SOC, PCPE etc.) que perpetúan el estado actual de la clase obrera.

 

En esta dirección hacemos un llamamiento a todos los comités y delegados a que se unan al proceso iniciado en Sevilla, superando todas las trabas en aras de la unidad del conjunto de los trabajadores.

 

¡POR EL FRENTE UNICO DE TRABAJADORES!

 

                FORTALEZCAMOS Y AMPLIEMOS LA ASAMBLEA DE COMITÉS Y DELEGADOS DE EMPRESAS

 

¡POR EL FRENTE UNICO DEL PUEBLO!